Es más que evidente que dormir bien influye en nuestro día a día. Numerosos estudios científicos lo han demostrado. Un sueño reparador influye en el aporte de energía, no sólo el cuerpo carga las pilas sino también nuestras neuronas.
El químico August Kekulé se echó una siesta hace 130 años. Llevaba tiempo intentando descifrar algunas moléculas pero algunas se le resistían como la del benceno. Durante la siesta, consiguió clarificar sus ideas y al despertar logró descifrar la arquitectura del benceno.
Como a este químico otros muchos como Dmitri Mendeleyev o músicos como Beethoven, el sueño les inspiró para lograr lo que llevaban años buscando. Por eso es tan importante un descanso adecuado con un equipo adecuado.
De hecho, dormir es una necesidad fisiológica como la de comer aunque durante siglos se pensó que dormir era algo pasivo e inútil. Pero el sueño tiene un sentido evolutivo a contrario de lo que pensaba Thomas Edison, Napoleón o Margaret Thatcher. Dedicamos un tercio de nuestra vida a dormir, todos los animales lo haces, incluso algunos más que los humanos.
En las últimas décadas, se han publicado varios estudios en los que se demuestra que si no durmiéramos nuestro cuerpo se colapsaría. Descansar es una forma de curación, nos ayuda a aprender, fortalece nuestro sistema inmunitario. Hay un dicho, “lección dormida, lección aprendida”, y es completamente cierto. Lo que estudiamos durante el día se ancla en nuestra memoria.
Dos investigadores de las Universidad de Chicago, en los años 50, demostraron que el cerebro no descansa aunque estemos durmiendo. Sus pruebas demostraron que cuando entramos en la fase del sueño lento, las neuronas se activan de forma sincronizada. Mientras que en la fase REM, las neuronas presentan una actividad similar a la que se produce durante la vigilia.
De manera que ya sabéis, busca el colchón que mejor se acople a ti, puedes usar nuestro configurador, y piensa si tienes un buen equipo de descanso.